

Las deepfakes son técnicas de inteligencia artificial que permite editar vídeos, imágenes o sonidos falsos de personas que aparentemente son reales. Para ello, utiliza algoritmos de aprendizaje no supervisados, y vídeos o imágenes ya existentes. El resultado de esta técnica es un video realista, aunque ficticio.
Los primeros y, la mayoría de Deepfakes se han realizado en la industria pornográfica y en la política. El objetivo es encajar la cara de actrices famosas en cuerpos de actrices porno o el desprestigio del adversario político.
A pesar de ello, también puede darse un uso correcto a este mecanismo como el que utiliza un museo de Florida para dar vida a Salvador Dalí y convertirlo en un guía de lujo para su exposición. Pueden visitar información sobre ello pinchando en este enlace.
En Javier Bean abogado te damos algunos consejos para evitar que te engañen a través de este medio como por ejemplo:
– El primero y más importante es el parpadeo. En los videos manipulados, la persona a la cual se le cambia la cara parpadea menos que en el original.
– Hay otros trucos como la claridad del video, el tono de la piel, los recortes o algún gesto raro o poco común
A pesar de que estos trucos han podido servir hasta ahora para detectar la falsedad de los videos, debemos asumir que, dentro de un escaso periodo de tiempo, los falseadores podrán burlar este tipo de errores sin ninguna dificultad. No está mal, como táctica para empezar, pero la inteligencia artificial debe progresar bastante en aras de la justa convivencia para poder paliar sus propios efectos negativos.
DeepFake en el Porno
Un estudio reciente ha revelado que las deepfakes se han doblado respecto a 2018 y que el 96% son de contenido pornográfico. Los principales sitios web de pornografía se han lucrado con esta práctica, pues el hecho de hacer parecer al público que quien está realizando ese video es su actriz favorita o por lo menos conocida hace que aumente considerablemente el número de visitas. Todo ello le atraerá publicidad (y ya no hablamos si además, cobran por el producto). Al final, parece lo mismo de siempre, y el resultado de estas deepfakes, por lo menos en el ámbito de la pornografía, tiene un ánimo lucrativo.
No es lo mismo exponer a un personaje público a estas prácticas que a una persona normal que no cuenta con infinidad de medios para proteger su imagen, lo cual podría ser extremadamente perjudicial para esa persona.
A la vista de estos datos está claro que la mayoría de perjudicados por esta práctica serán las mujeres. La industria pornográfica cuenta con millones de videos de diverso contenido, pero mayoritariamente destinados al público masculino. No se trata, en mi opinión, de un uso machista en el resultado, (en el fondo sí, pues es claramente discriminatorio para las mujeres). El objetivo de esta práctica es puramente económico, por lo menos en el ámbito pornográfico.
Las deepfakes están notoriamente vulnerando los derechos humanos por lo que no debería tardarse en legislar intensamente en este ámbito.
DeepFakes en Política
El problema más grave de los deepfakes no se encuentra solo en la industria pornográfica. La política es otro de los sectores más afectados por estas prácticas.
Si recordamos el caso Cambridge Analyitica a través del cual se manipuló a gran parte del electorado norteamericano en aras de investir presidente a Donald Trump nos viene a la mente un sinfín de manipulaciones que puede causar el uso de videos falsos.
Las autoridades mundiales deben comenzar a combatir con garra estos “fakes”. Es verdad, que hay parte de la población que no se deja manipular fácilmente. Ello no obsta a que la mayoría de personas, creamos todo lo que estamos viendo. Y más cuando esos videos manipulados son reales en todo y a la vez en nada.
Los legisladores de los Estados Unidos están preocupados por las consecuencias que pueden tener los deepfakes en el proceso electoral, pues ya ha habido algún caso como el de Nancy Pelosi, política del partido demócrata, la cual fue manipulada en un video pareciendo que estaba bajo los efectos de alguna sustancia. Ese problema fue mínimo, pues era una simple manipulación digital tradicional conocida como “falsificaciones baratas” y, por suerte, no tuvo gran repercusión.
Será pues, responsabilidad de los ciudadanos valorar en qué medida pueden influir los “fakes” en su decisión electoral o de cualquier otro contenido y de las autoridades evitar en su máxima medida la propagación de estos videos.
Legislación DeepFakes en España
En España no hay ninguna regulación específica en materia de Deep Fakes. La regulación española no tiene conexión directa ya que no se regula el uso de la tecnología, sino más bien: «En España los delitos nunca se catalogan por la tecnología utilizada, sino en base a la intención con que se hacen y al bien jurídico contra el que atentan[1]», tal como explica el profesor y abogado Borja Adsuara. A la hora de valorar el delito hay que tener en cuenta la verosimilitud, pues no es lo mismo pegar una foto desnudo de alguien en un papel, que la sutileza con la que se hace un Deep fake. Hay que tener en cuenta que en España es delito, por ejemplo, la difusión de videos donde se abuse a menores aun cuando éste no se hubiera cometido. Incluso si hubiese sido manipulado mediante Photoshop.
El uso de deepfakes para desprestigiar a alguien se encuentra en conexión con el delito de injurias (El que infligiera a otra persona un trato degradante, menoscabando gravemente su integridad moral, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años, 173.1 CP) o la integridad moral (Es injuria la acción o expresión que lesionan la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación. Solo serán delito las injurias que, por su naturaleza, efectos y circunstancias, sean tenidas en el concepto público por graves, 208 CP). Si se utilizara para imputar un delito falso sería aplicable el de calumnias (Es calumnia la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad, 205 CP).
Es decir, en España no es ilegal el uso de deepfakes siempre que se reconozca la falsedad de su contenido. Cuando se da a conocer este hecho no se está intentando engañar a nadie ya que se conoce su realidad, por lo que su prohibición atentaría al derecho a la libertad de expresión, constitucionalmente reconocido.
Si tienes algún problema o has sido víctima de deepfakes no dudes en contactar con nuestro despacho de abogados en Zaragoza o Fraga para solucionar el perjuicio.